miércoles, 4 de marzo de 2009

Menos que cero


Desde muy pequeña mi opinión sobre mi misma, mi forma de valorarme ha sido siempre muy negativa. Mi autoestima ha sido y sigue siendo muy baja. Todo ello se debe, en buena parte, a las experiencias que he vivido a lo largo de mi vida, la valoración que he recibido en mi infancia, de familiares y amigos. Los comentarios respecto a mí y a mi forma de actuar solían ser negativos, y con frecuencia de tipo despectivo. De hecho, en una parte de mi entorno familiar, aún lo siguen siendo. Este autoconcepto de mi misma también se debe, obviamente, a mi depresión y ansiedad.

Todo eso me ha hecho creer que no soy merecedora de que me ocurra nada bueno. Que no tengo ninguna virtud y sí muchos defectos. Que mi opinión no vale absolutamente nada, y que los demás siempre tienen una opinión que es mucho más valida que la mía. El concepto que tengo de mi físico y de mi forma de ser es completamente negativo, e incluso de rechazo.

Es por esa forma de valorarme, durante tantos años, y tan arraigada en mi forma de ser, que pocas veces doy mi opinión, y cuando lo hago no confio en absoluto en mi misma. Pienso que aunque lo intente no voy a estar al nivel de los demás, y por eso me avegüenzo de mi forma de ser, de mi misma. Siempre he creído que mis capacidades y cualidades son prácticamente nulas.

1 comentario:

Tarha dijo...

En ocasiones,lo pequeño es infinitamente lo mas grande.
Tarha