martes, 20 de enero de 2009

De noche


Desde pequeña la noche me ha parecido mágica y cautivadora. Un espacio de tiempo para imaginar y hacer cosas que de día parecen imposibles. Amo la noche porque me permite huir del mundo. Escaparme de la realidad que me rodea, descansar y olvidarme de todo. Pero al mismo tiempo la temo porque de noche es cuando los pensamientos se vuelven más opresivos e insoportables, más intensos y dolorosos.


Deseo olvidar quien soy y dormir sin temor. Sin sueños que me inquieten y me atormeten. Sin pensamientos, imágenes y recuerdos del pasado que acaban tejiendo pesadillas sin sentido, de las que cuesta despertarse. Quién puede escapar de una pesadilla cuando parece tan real. Cuando se repite noche tras noche la misma angustia, y las mismas historias de terror.

Sólo deseo dormir y que el mundo deje de existir, al menos durante unas horas. Sólo deseo descansar y que la noche vuelva a ser el refugio que siempre fue. El reino de la oscuridad donde todo es posible.